Hay que reconocer que Sincelejo es una ciudad distinta, en su defecto, las inversiones en materia de infraestructura han hecho que la capital sea más útil para sus ciudadanos y poblaciones cercanas.
Ahora bien, el reto está en que Sincelejo no tenga habitantes que la consuman, si no, ciudadanos, personas que la quieran, la admiren, la cuiden, la valoren y ante todo la respeten.
Hace falta mucho por hacer y por supuesto cada Gobierno presente y futuro deberá hacer lo propio para avanzar. Reconozcámoslo, compararnos con otras ciudades del país puede ser un ejercicio mental no funcional, con ventajas o no, lo importante es que este terruño es acogedor, diverso, pluricultural, estratégico, sabroso y único.